El día amaneció soleado en La Feliz. Para el mediodía de este miércoles 3 de enero, la temperatura alcanzaba los 24 grados y turistas y marplatenses coparon las playas. Entre lonas, carpas, sombrillas y canchas de tejo improvisadas, una recorrida por distintos balnearios de la zona de La Perla y del centro muestra que se puede almorzar en un parador por $8.500 (una milanesa con papas fritas, bebida y postre), en un chiringuito playero desde $3500 (una hamburguesa de 130 gramos con jamón y queso y una gaseosa, abonando en efectivo), u optar por la venta ambulante: choclo, pancho y licuado, todo por $2.000.
Arrancó la temporada de verano en Mar del Plata y en los paradores y puestos de comida playeros se valora el pago en cash. “Promoción solo efectivo. Hacemos 10% de descuento”, advierte un cartel en letra imprenta en el bar de la playa Alfonsina (La Perla). ¿Qué ofrece el menú? ¿Cuánto cobran? Un café con leche y una medialuna, $3.000. Un exprimido de naranja, $2.700. Dos licuados con leche, $6.200. Una porción de rabas para compartir con una cerveza de litro, $17.000. Si en vez de rabas se opta por una pizza grande, el precio baja a $13.000.
En la misma zona, a la altura del balneario San Sebastián, Lo de Mati ofrece ensaladas especiales para una persona por $3.500; y para dos por $4.500. Una milanesa con papas fritas cuesta $ 4.900 y una porción de tarta de pascualina $2.000. La lista de “promociones” en tanto ofrece más de quince alternativas. Arrancan desde $2.900 (un choripán con un cono de papas fritas) y van hasta $ 9.500 (lomo completo con un cono de papas fritas y bebida).
En el chiringuito El Ángel, ubicado en la zona de las playas del centro, la oferta también es variada. Las hamburguesas arrancan en $2.800 (simple) y pueden llegar hasta $3.600 (jamón, queso, lechuga, tomate y huevo) o a $4.500 en caso de optar por doble hamburguesa. Los sánguches de milanesa manejan una escala de precios similares: simple $3.000, completo $3.400. También hay de bondiola por $4.200 (simple) y $4.800 (completo). El cono de papas fritas está $2.200 y, el de rabas, $4.800. Una ensalada cuesta $3.200. La porción de tarta, $3.500.
En el clásico marplatense Manolo, el churro relleno por unidad cuesta $450. La docena, $4500 y la media $2700. Tiene sucursales en la calle Rivadavia 2371, Alem 3980 y Castelli 15.
En tanto, El Topo de Mar del Plata maneja precios similares aunque un poco más económicos: un churro relleno se cobra $350, la docena “clásica” (dulce de leche, pastelera, membrillo, batata, naranja y limón) $4200 y la docena “especial” (con Nutella, roquefort, palta, bon o bon y óreo) $5040. Según pudo saber Infobae, los precios corresponden a la venta en el local de la calle Güemes 2285 ya que en las playas de La Feliz, El Topo no tiene canasteros.
Los que sí andan por la playa y también por la rambla de Mar del Plata son los vendedores de Mingo que, además de churros, ofrecen torta fritas y bombas de fraile. Los precios se mantienen cualquiera sea la opción: la docena $4500, la media $2500 y tres por $1500. “Ayer a la tarde (por el lunes 1° de enero) se vendió muy bien”, confió a Infobae uno de los vendedores. Otra opción que crece para la hora del mate son los cubanitos rellenos con dulce de leche: cuestan tres por $2.000.
El choclo se vende con manteca o mayonesa y sal. Al pancho, además de los aderezos, se le pueden sumar papas pay. Funcionan como alternativa a la hora del almuerzo para los que buscan comer barato. Cuestan $ 2.000.
La venta ambulante es un clásico en las playas de la Costa Atlántica. De acuerdo con Ariel Greco (48), integrante de la Comisión Directiva del Sindicato de Vendedores Ambulantes de la República Argentina (SIVARA), en la ciudad de Mar del Plata, hay entre 200 y 300 vendedores ambulantes.
“Esa es la cantidad de todo el año. Durante la temporada se suman entre 100 y 200 que, por lo general, provienen de otras partes del país, sobre todo de Buenos Aires. Son los denominados vendedores ‘Golondrina’. Desde el Sindicato tratamos de erradicarlos porque le quitan el trabajo a los locales”, dijo a Infobae.
Según Greco, este verano, los precios están entre un 70 y un 100% más caros que el año pasado. “Lo que más se trabaja son los comestibles: panchos y choclos. Con el tema de las bebidas es más difícil porque la concesión suelen tenerla los balnearios”, explicó. Y agregó: “De cualquier forma, los vendedores tratan de no excederse con los precios porque entienden que no se trata de vender menos cantidad, sino mayor cantidad a un monto razonable”.
En los puestos playeros saben que a partir de las 17 arranca “la hora de los licuados”. Por eso, aprovechan la mañana y parte de la tarde para cortar fruta y hacerse de un “stock”, antes de que arranquen los pedidos.
Los más elegidos son los de banana o frutilla con leche. Se venden en vasos de plástico y cuestan $2.000. Más allá de la tendencia, en un chiringuito de La Perla buscan instalar la “Maracuyada”: un batido de maracuyá, frutilla y jugo de naranja. Algo que también se pide y mucho es agua caliente para el mate. Se cobra $200.
En la zona del La Perla, el balneario Saint Michel ofrece sombrillas para cuatro personas por $34.000 el día. El monto incluye el acceso a las “commodities” del lugar que van desde las piletas de natación, hasta profesores de recreación y vestuarios.
En los paradores de la Playa Bristol 1 y 2, en tanto, las sombrillas se alquilan bajo la modalidad “combo” y los precios son mucho más económicos. “Se puso de moda alquilar por día”, dijo a Infobae el encargado del lugar, Ricardo Colana. En efecto, el costo para cuatro personas es de $8.000. Para dos personas vale mismo, pero incluye una mesa. En caso de preferir reposeras (tumbonas), la cifra trepa a $10.000.
De acuerdo con Colana los veraneantes optan por pizza y empanadas. “Por seis mil pesos pedís una pizza y comen cuatro personas. La hamburguesa cuesta casi lo mismo y come solo una”, dijo, aunque reconoció que la tendencia es traer el almuerzo. “Hace rato que no se veía tanta cantidad de heladeras. De cualquier forma, los chiringuitos trabajan igual porque siempre hay alguno que ‘quiere darse un gustito’”, agregó.
El reloj marca las 12.30. Eduardo acaba de llegar a Mar del Plata con su mujer y sus dos hijos. Viajó a pasar la primera semana de enero y vino “super equipado”: trajo carpa, lona, protector solar y heladera. En su interior, detalló, hay sánguches de pollo y algo frío para tomar “porque sino te arrancan la cabeza con la bebida”.
Para Cristina, que vacaciona en Mar del Plata hace veinte años, traer comida en una heladera es algo “de toda la vida”. Vino con su hijo y se van a quedar diez días. Para achicar gastos, optó por no alquilar carpa y, como ya solía hacer, trajo el almuerzo en una heladera. “Acá hay una tarta de pascualina y bebida”, contó.
Entre los grupos de jóvenes, las heladeras suelen ser las mejores aliadas para cargar hielo y bebida para los afters en la playa.