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Súper viernes en la Argentina: por qué el futuro inmediato del país empieza a definirse mañana

Se conoce el acuerdo con el FMI y la inflación en medio de la extrema volatilidad que viven los mercados tras los aranceles de Trump

Súper viernes en la Argentina: por qué el futuro inmediato del país empieza a definirse mañana
Jueves 10 de abril de 2025, 12:46

La confusión reina en el nuevo mundo. La única certeza es que la incertidumbre se extenderá en el tiempo: la guerra comercial, monetaria y tecnológica entre EE.UU. y China recién comienza. En esta convulsión, llega un súper viernes en el que el gobierno de Javier Milei buscará ofrecer un camino que sirva de contrapeso a la volatilidad extrema que signa a los mercados y que ofrezca señales de sostenibilidad para un proyecto que debe relegitimarse este año en las urnas.

Mañana comenzará a definirse un nuevo esquema cambiario y se conocerá la cantidad de dólares que pavimentará el camino a las elecciones, habrá una nueva pista sobre el estado de salud de la desaceleración de la inflación y se fortalecerá o no uno de las intangibles claves que sostuvo al Gobierno: la confianza en quien toma las decisiones. Recordatorio: Milei dijo que no se devaluará el peso tras el acuerdo con el FMI.

Tal como anticipamos y confirmó el vocero presidencial y candidato porteño de La Libertad Avanza, Manuel Adorni, luego del Staff Level Agreement difundido el martes por la noche, el viernes se aprobará el nuevo Programa de Facilidades Extendidas (EFF, según las siglas en inglés). Un programa por 10 años (cuatro y medio de gracia), por US$20.000 millones a tasa de 5,63%. Por lo menos, un 40% (US$8000 millones) llegarían de upfront. The Economist ya pidió que ese monto sea mayor.

¿Qué información divulgará el Fondo? En los programas en los que hay desembolsos de dólares (DEG, en rigor), el directorio publica un comunicado en el que ofrece algunos detalles del acuerdo. Generalmente, aunque no está confirmado, se publica el mismo día el llamado staff report. Es el documento en el que se precisan las metas -la más esperada será la de acumulación de reservas- y las llamadas prior actions -las medidas que debe tomar el Gobierno para alcanzar esas metas-.

Allí se definirá, además, la suerte del dólar blend y el nuevo esquema cambiario que adoptará hacia adelante el país. Es un detalle que tendrá su repercusión en los mercados. ¿Flotación sucia entre bandas? En el Gobierno no se adelanta nada. Puede también quedar todo encriptado en la meta de reservas. El Ministro de Economía, Luis Caputo, descartó dos cosas en el pasado reciente: una devaluación del peso tras el acuerdo con el Fondo y una salida rápida del cepo cambiario. Es decir, puede cambiar poco: es la sensación que busca dar el Gobierno. En ese sentido, el viernes se definirá si el track-record que construyó “Toto” sufre alguna abolladura.

“Con reservas líquidas perforando US$8000 millones, que es la última línea de defensa del tipo de cambio oficial, cualquier error te puede llevar al precipicio”, comentó un economista que sigue de cerca el devenir del Banco Central (BCRA). “Con Massa llegaron al mínimo de US$5500 millones”, recordó el hombre que pide prenderle una vela al Fondo y no tanto al campo. “Los productores, como casi siempre, van a vender lo justo y necesario para pagar los gastos, insumos y las deudas en pesos. El resto lo atesoran en soja”, cerró.

El viernes a las 16, el Indec publicará el dato de inflación de marzo. La Ciudad anticipó que se registró una aceleración. El mercado veía el número en 2,6%, por arriba del 2,2% de enero y del 2,4% de febrero. Algunas fuentes indican que puede superar el 3% y hasta estar encima del dato porteño (3,2%).

Vale aclarar: sin cisnes negros –siempre los hay en la Argentina- suele ser el mes con más inflación del año por el impacto de los precios estacionales (eso se vio, de hecho, en territorio porteño). No caben dudas de que la oposición aprovechará al oficialismo para cuestionar la sustentabilidad de la bandera política más importante de Milei de cara a las elecciones: el descenso de los precios. Las estimaciones del mercado, conocidas esta semana, dan cuenta de que la desinflación, más lenta, seguirá.

Mientras tanto, el mundo se ha convertido en un polvorín. Es la peor noticia para un país que vive en crisis, como la Argentina, pero que comenzaba a transitar, con obstáculos, un proceso de estabilización. Un diplomático que pasó mucho tiempo en los Estados Unidos confió en que, más allá de los avatares en el mercado financiero, en un primer momento y hasta que lleguen los aumentos de precios a las góndolas después, el apoyo a las medidas nacionalistas de Trump en su país será significativo.

“Trump tiene un año y medio para dar vuelta el tablero (antes de las legislativas de ese país) y buscar un tercer mandato”, afirmó, a la hora de explicar la disrupción que la suba de aranceles -principalmente a China- tuvo en los mercados de acciones, bonos y de monedas en todo el planeta. Los conservadores recomiendan correrse de la batalla central y mirar el proceso de despegue de Friedrich Merz, en Alemania.

El cambio de China

“China suele responder con paciencia estratégica. Esta vez no”, afirmó otro diplomático que conoce como nadie a ese país. En la anterior guerra arancelaria de Trump, durante su primer mandato, gravó US$400.000 millones en importaciones chinas. Ese país respondió con US$20.000 millones a bienes estratégicos. Esta vez la respuesta china fue mucho más gravosa. “En esa primera guerra hablaban de 5G, semiconductores y telecomunicaciones. Ahora el tema, lo que está sobre la mesa, es la hegemonía del dólar”, contó aludiendo a la “amenaza” que denominó “yuan digital”.

Se trata, contaron fuentes de las finanzas chinas, de un proyecto probado por varios bancos centrales del mundo para hacer cobros y pagos inmediatos, y facilitar así las relaciones comerciales en la nueva Ruta de la Seda. La idea es correrse del método tradicional swift (que usa al dólar). No fue casualidad que Mauricio Claver-Carone, enviado americano para la región, pidiera a Milei liquidar el swap chino. Los árabes merodean, como lo hicieron los rusos en guerra y los otros Brics, también esa opción.

El comercio en esa moneda crece en paralelo al proteccionismo de Trump. Solo unos días antes del Día de la Liberación, China, Corea del Sur y Japón acordaron reforzar el libre comercio. La UE también reflotó su alianza con China hace días y, a fines de marzo, el presidente chino Xi Jinping recibió a varios CEO de grandes multinacionales. “El comunismo bregando por el libre mercado”, bromeó el diplomático.

China no es lo que se piensa hace muchos años. “Hay una confusión sobre China. La concepción popular es que las empresas van a China debido al bajo costo laboral. No estoy seguro de a qué parte de China van, pero la verdad es que China dejó de ser un país con mano de obra barata hace muchos años. Esa no es la razón que nos mueve para ir a China. La razón es la habilidad, la cantidad de habilidad que hay en un único lugar y además el sofisticado tipo de habilidad que hay allí. China ha logrado una manufactura muy avanzada (...)”, dijo Tim Cooke, CEO de Apple, en una recordada entrevista televisiva en 2017. “En Estados Unidos podríamos celebrar una reunión de ingenieros de herramientas en esta sala, que no es muy grande. Y no estoy seguro de que pudiéramos llenar esta sala. En China se podrían llenar varios campos de fútbol convocando solo a los mejores ingenieros de herramientas”, cerró.

¿Por qué esta vez China escaló más rápido y con más contundencia? “Se siente más sólida. Además, es el principal tenedor de bonos del Tesoro”, explicó el diplomático. El miércoles, se registró justamente un significativo sell off de esos bonos en el mundo que impulsó fuertemente la tasa a 10 años de esos papales, la referencia del mercado estadounidense. Ese salto aumentó la deuda norteamericana, complicando su rollover, frena la actividad y la inversión, y podría impactar en los créditos hipotecarios.

“Lo que hay hoy es un bloqueo total del comercio entre esos países”, contó. No fueron pocos los casos en EE.UU. de emprendimientos citados por los medios estadounidenses en los últimos días que ya quedaron en el olvido por no poder importar insumos chinos. La inflación además recrudecerá, acortando el camino de la Fed para recortar sus tasas en medio de los temores por una recesión. “Se acabó ir a Miami para comprar cositas, señores; va a ser el iPhone más caro del mundo”, bromeó Lucas Llach, sobre el impacto para los acostumbrados al “deme dos”.

En el país, se ingresó en temporada de contorsiones. Los libertarios retuercen su discurso para respaldar a un outsider disruptivo que llama a un nuevo orden. El physique du rol de Donald Trump es el mismo que el de su jefe, Javier Milei. Falla en la matrix: el republicano busca ser el padre de un proteccionismo en el que los fuertes diriman bilateralmente sus diferencias y en el que el empleo industrial protegido, pese a un costo mayor en los precios, sea la base para invertir. Si sale bien, Trump anuncia millones en inversiones. Si sale mal, es un gran negociador que ahora recalcula.

En el kirchnerismo, embanderados en la agenda woke que Trump y Milei buscan desarmar en su batalla cultural y antiestadounidenses prácticamente por ADN, se encargaron de denunciar el impacto negativo que, pese a las “relaciones carnales” entabladas entre la Argentina y EE.UU., tiene la decisión del republicano de patear el tablero de la Organización Mundial de Comecio (OMC). Descubrieron así las bondades del libre comercio, un sistema que el peronismo siempre esquivó, y que hizo del mundo un lugar más próspero. Axel Kicillof dijo, por caso, que los aranceles de Trump “queman todas las bibliotecas y varios premios Nobel”, y afirmó: “Hasta ahora el consenso era el libre comercio”. Sin embargo, unos pocos seguidores de Guillermo Moreno buscaron apropiarse del “rayo peronizador” de Trump.

Quizás quien mejor describió esta confusión fue el autor del libro Cisne Negro, el ensayista y financista libanés naturalizado estadounidense Nassim Nicholas Taleb. “El absurdo de los clústeres políticos. Ahora, los mismos que (con razón) apoyan la desarticulación de Javier Milei de las seis décadas de peronismo que paralizaron a la Argentina (centradas en el proteccionismo) también apoyan el neoperonismo de Trump”, escribió en su cuenta de X días atrás.

En un mundo incierto, los mercados sufren la extrema volatilidad trumpista. Si EE.UU. y China andan a los empujones en los asientos delanteros de la pick-up en la que se debaten el poder geopolítico sobre el cada vez más accidentado ripio, la Argentina pega saltos en la caja a merced de los cambios que sufre el costo del dinero -los dólares- en el mundo, el precio de las materias primas que exporta y del nuevo esquema de competitividad que dejará al final de cuentas el cimbronazo. En ese marco inesperado para la gestión libertaria, este súper viernes se empezarán a despejar o a amplificar algunas claves importantes para la Argentina.



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