Hija de actores, Marie Dorval debutó a muy temprana edad en una compañía ambulante; personificó el estilo romántico tanto en la interpretación dramática como en vida atravesada por el sufrimiento. Tras haber actuado en condiciones miserables, descubrió la nobleza y la belleza del arte teatral al asistir a una representación de Francois Talma. Por entonces, Potier, un célebre actor de la Comedia Francesa, se fijó en ella y facilitó su debut en un melodrama estrenado en París. Su sentido de lo poético arrebató a un público más ávido de emociones fuertes que de delicada técnica. Sin embargo, obtuvo un gran triunfo en el papel que representó en “La vida de un jugador”, obra en la que actuó junto al ilustre Frederick Lemaitre.
A los 15 años, Marie se casó con Alain Dorval, coreógrafo y maestro de baile. Con él tuvo dos hijas. En 1818 llegó a París, donde el profesor Lafont, del Conservatorio, le auguró que nunca podría hacer papeles trágicos porque, menuda, morena y ligeramente encorvada, Marie no respondía al ideal de las actrices rubias, majestuosas y rotundas, favoritas del público. Pero, en vista de sus condiciones, la aceptó en su curso. Mientras, Alain Dorval murió en viaje a San Petersburgo; Marie enviudó a los 20 años.
Los últimos años de la Dorval fueron tristes, pese a la devota amistad de George Sand. Olvidada, empobrecida, vio morir a una hija y a un nieto adorado. Ella murió en mayo de 1849. La actriz había sido amiga por muchos años de Alejandro Dumas y fue la Adele d'Hervey original en la obra teatral de Dumas "Antony", en mayo de 1849 había muerto en trágicas circunstancias y algunos años después Dumas le escribió un tributo que fue publicado en "Le Mousquetaire" entre el 17 al 31 de julio de 1855. Dumas se encontraba en un ensayo de una de sus obras y se entera de la enfermedad de la artista, Dorval se encontraba en la miseria y abandonada por sus antiguos admiradores. El deseo de ella era despedirse de Dumas antes de morir y cuando él llegó a la casa de la actriz, pudo comprobar su gravedad. Marie Dorval le pidió que se encargara de sus funerales y evitara en el entierro en una fosa común, quería ser enterrada junto a su nieto Georges. Alejandro Dumas honró su palabra, a pesar de que en aquellos tiempos atravesaba una difícil situación económica.