Los especialistas del CONICET La Plata brindarán clases en un doctorado de excelencia en Perú, tras haber sido seleccionados por la Universidad Nacional del Santa para enseñar ingeniería agroindustrial.
Jimena Correa y Darío Cabezas, del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (CIDCA) de La Plata y la Universidad Nacional de Quilmes, respectivamente, fueron seleccionados en un concurso para formaciones académicas en temas estratégicos.
Según informó el CONICET, ocho programas de doctorado resultaron ganadores de un concurso organizado por la Universidad Nacional del Santa, tras recibir inicialmente 66 propuestas.
¿Qué harán en Perú? Ambos participarán en una instancia de formación doctoral sobre el tratamiento avanzado de granos y tubérculos andinos, presentado en colaboración con colegas de universidades peruanas como la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), Universidad Nacional del Santa (UNS), Universidad Autónoma Altoandina de Tarma (UNAAT), Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC); la Universidad Federal de los Valles de Jequitinhonha y Mucuri (UFVJM) de Brasil; la Universidad de Turku de Finlandia; y el Instituto Tecnológico de la Producción (ITP) de Perú.
Es importante destacar que el doctorado tiene una duración de cuatro años y se impartirá tanto presencial como virtualmente a partir de marzo de 2024. Las dos primeras cohortes, formadas por un total de 38 estudiantes, recibirán becas completas. Lo novedoso es que el gobierno peruano financiará el cien por ciento de los estudios de los primeros inscritos.
"Esto es innovador en América Latina, ya que hasta ahora Argentina, a través del CONICET, es el único país que otorga becas de doctorado y posdoctorado para sus profesionales", destacaron Correa y Cabezas.
Es relevante señalar que el presupuesto total destinado a los doctorados asciende a más de tres millones de dólares, provenientes de un préstamo del Banco Mundial en el marco de un acuerdo para fortalecer el sistema nacional de ciencia y tecnología de Perú.
Además del alto nivel académico exigido en la convocatoria, también se requería la participación de una empresa privada, ya que los doctorados deben contemplar la posibilidad de realizar transferencias tecnológicas, para lo cual se necesita un socio del sector productivo.