En un final que se proyecta impredecible y dramático, se cerró el horario habilitado para votar en el balotaje entre Sergio Massa y Javier Milei que definirá al próximo presidente de la Argentina. A las 21 horas se conocerían los primeros resultados oficiales que permitirían trazar un posible vencedor, desde la Cámara Nacional Electoral y fuentes del Gobierno. En ambos campamentos partidarios dominan la mesura y la confianza.
A pesar de tratarse de un fin de semana largo, la participación electoral fue similar y hasta podría ser apenas superior a la que se dio en las elecciones generales, cuando votó el 77,6 por ciento del padrón. Hasta las 18 la participación fue de 76%, pero se estima que ese número crezca algunos puntos. La máxima afluencia a las urnas se registró en los comicios de 1983 y de 1989, luego del regreso de la democracia, con una presencia superior al 85% del padrón. En los años 90 los porcentajes bajaron, pero hasta el 82%. Luego de la crisis de 2001, el porcentaje perforó el piso del 80%. Se trata del segundo balotaje en democracia. El antecedente es el de 2015, cuando Mauricio Macri derrotó a Daniel Scioli.
La decisiva jornada estuvo guiada por la incertidumbre y la tensión, y cargada de denuncias cruzadas por el robo o la rotura de boletas. La instalación de la palabra fraude por parte de los libertarios, sin evidencias ni pruebas, crispó todavía más los ánimos de una disputa que podría resolverse por márgenes muy ajustados.
La Libertad Avanza, a través de los apoderados Karina Milei y Santiago Viola, hizo un pedido en la Justicia para que se cuenten como válidas las papeletas con la fecha de las PASO después denunciar irregularidades en escuelas de la provincia de Buenos Aires y Chaco. Malena Galmarini, en tanto, reclamó la intervención judicial por “la rotura sistemática” de las boletas de Massa, su esposo. Por este tipo de episodios, ambas fuerzas desplegaron un ejército de más de 100.000 fiscales cada una para controlar el voto y el conteo. Es más, tanto Massa y Milei pidieron a sus fiscales que no se muevan de los centros de votación. También se sumó Macri, que les envió un audio a la tropa de fiscales que aportó Juntos por el Cambio para los libertarios.
Julio Vitobello, secretario general de la Presidencia, destacó “la transparencia” del sistema electoral y desestimó los reclamos por las presuntas irregularidades. “Cuando tengamos resultados consolidados y representativos los transmitiremos”, dijo el funcionario.
Massa o Milei, quien resulte electo, en 20 días deberá articular un equipo, un discurso y un plan de acción. El traspaso de mando será el domingo 10 de diciembre. El ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria votó al mediodía en una escuela de Tigre. Casi a la misma hora, su rival sufragó en el barrio porteño de Almagro, donde se desplegó un fuerte operativo de seguridad. Al irse, el postulante de La Libertad Avanza dejó un mensaje desafiante: “Que mañana no continúe la decadencia”.
Corrido de la escena, el presidente Alberto Fernández fue a votar solo en la Universidad Católica Argentina, en Puerto Madero. Dijo que habló con Massa y esta vez, a diferencia de las generales, no fue blanco de las críticas de Cristina Kirchner, su vice, quien desde Santa Cruz envió un mensaje de moderación. Cristina Kirchner no estará hoy a la noche en el búnker oficialista ya que regresará mañana de Río Gallegos.
En las elecciones generales del 22 de octubre, Massa obtuvo 36,78% y Milei 29,99%. La cosecha del resto de los competidores fue la siguiente: Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), 23,81%; Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País), 6,73%, y Myriam Bregman (Frente de Izquierda) 2,70%. La distribución de los apoyos que consiguieron estos tres postulantes será determinante. Bullrich selló una alianza con Milei y hasta lo acompañó en su cierre de campaña, en Córdoba. Schiaretti y Bregman, en tanto, no se definieron abiertamente por ninguno de los dos candidatos que disputan la sucesión de Fernández.